Ximena Vásquez, Coordinadora del PPF San José: La intervención a nivel comunitario como el futuro de la intervención social

Ximena llegó a Fundamor el 2016, trabajando media jornada en el PPF San José y la otra mitad en el Centro Andacollo. Esta experiencia le sirvió para integrar los enfoques de los dos programas: el lineamiento con el Sename por parte del PPF y el área preventiva de Andacollo y la libertad y creatividad de las intervenciones.
En este contexto, la retroalimentación mutua de los dos programas y el traspaso de prácticas en ambas direcciones ayudó a Ximena a enriquecer el ejercicio de su profesión.
Cuando llegó al PPF, en el lugar se atendían 40 casos y el equipo técnicamente estaba conformado por dos duplas de psicólogos, trabajadores sociales y un educador social junto el apoyo de un profesor, equipo que respondía a las exigencias del año 2016.
De esta forma, con el tiempo los colegios fueron integrando el programa PIE, lo que naturalmente hizo que no fuera necesario contar con el apoyo de un profesor en el PPF.
Luego, en diciembre del 2017 de forma natural se dio la oportunidad de que Ximena asumiera el cargo de coordinadora de programa, en el que no solo tuvo que enfrentar el desafío de disponer de sus habilidades técnicas, sino que desarrollar y aplicar las habilidades de liderazgo de equipo. Así, tuvo que licitar por primera vez un proyecto atractivo de intervención que centrara su intervención en las llamadas “triadas”, es decir, un trabajador social, un psicólogo y un educador social, más el apoyo de un actor que articula la red de apoyo.
El modelo de la triada potencia el área comunitaria, cumple el objetivo de articular las redes de apoyo e identifica los cogarantes de derecho institucionales -como colegios y red de salud- y naturales (amigos o un familiar que integren la red de apoyo de la familia completa).
El rol de la triada es identificar al cogarante y hacerlo parte de la intervención, integrarlo en la solución del problema y que éste se familiarice con la situación, de forma de poder convertirlo en un interlocutor válido para la familia.
Así, un caso de éxito implica que la familia egrese del programa con un tercero que los acompañe y ayude de por vida.


Las características tiene el actual equipo PPF
La principal virtud que Ximena destaca de su equipo es la capacidad de trabajo y compromiso. Los objetivos del equipo son prevenir el abuso y no permitir que se cronifique. Para ello, el equipo indaga de forma permanente los síntomas de la familia y profundiza el seguimiento.
Lo vital es la sinergia que se genera en el trabajo en equipo, cuando se logra incorporar una visión integral y aunar criterios entre todos. Por eso, Ximena destaca la confianza que siente en su equipo y se preocupa de escuchar atentamente el pulso del trabajo de cada uno.
El hecho de ser la coordinadora del equipo no limita a Ximena a ser trabajadora social de campo. De hecho, ella mantiene sus casos e interviene cuando es necesario: “No puedo coordinar sin estar en el manejo de casos, es mi cable a tierra y me mantiene conectada a la realidad “.
En este tipo de trabajos cada error impacta en la vida de una familia y en la de un niño, por lo que la rigurosidad en el trabajo es fundamental, “No fabricamos cajas, reparamos vidas y esa responsabilidad es muy fuerte”, explica.
Hoy el PPF San José atiende a 80 familias y su objetivo es la restitución de derechos vulnerados de leve a mediana complejidad. Objetivo que a veces no resulta tan fácil de lograr, porque cuando la familia ingresa al sistema judicial ya existe una vulneración reiterada y hay una cronificación del abuso. Dada esta debilidad en el sistema, el PPF debe trabajar en distintos enfoques y buscar la mejor forma de abordar el caso.


“Somos un PPF muy completo”
Durante muchos años este equipo de trabajo ha reflexionado sobre el modelo de trabajo y, después de discutir todas las aristas que en este influyen, pudieron elaborar un proyecto robusto y que lograra contar con una argumentación clara del porqué de cada práctica.
Al pasar por un proceso judicial, es normal que una familia pueda bloquearse y asustarse, mostrando muy poca disposición a participar del programa y una actitud a la defensiva frente a ésta. Por esto, para trabajar con ellos el PPF aborda y se involucra con cada familia teniendo sumo cuidado en no emitir juicio alguno, ofreciéndoles un espacio de conversación no amenazante y de acogida, donde la familia y el equipo comienzan un proceso de transformación y cambio desde la voluntad y no desde la obligación. Así, cuando una familia egresa del programa y se restablecen los puentes de comunicación entre los integrantes, el PPF respira, recarga energías y se prepara para enfrentar el siguiente desafío.

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